La desconcentración es otra de las dificultades surgidas durante los estudios, no olvidemos que en la infancia los niños aún no saben como controlar sus deseos, y es posible que prefieran jugar un partido de fútbol o salir de paseo con sus amigos antes que sentarse a aprender la lección.
Pensemos primero en la edad y en la personalidad del niño como una explicación para entender su falta de atención. Si es muy pequeño, extrovertido o travieso, posiblemente tendrá más problemas para mantenerse quieto mientras realiza sus tareas en casa.
En realidad es todo un proceso. La concentración se va adquiriendo con los años y va acompañada de la madurez física e intelectual. A los 4 años el niño solo mantendrá concentración durante 10 minutos (algo perfectamente normal para su edad); pero a 8 años su atención alcanzará unos 30 minutos en promedio.
Los niños reaccionan negativamente cuando la tarea asignada les resulta complicada, y mientras no reciban tu ayuda o la de las educadoras su mente la rechazará. En este punto es importante mantener el diálogo con las profesoras, comentándoles si en caso los temas desarrollados tienen un nivel de complejidad superior a la que necesita tu niño según su edad.