Una fase importante en el proceso postadoptivo es la referente al contacto del niño adoptado con el entorno escolar. A veces puede suponer un choque emocional para el pequeño, pero puede variar dependiendo de la edad en la que éste tenga que incorporarse al sistema escolar.
Si el niño es pequeño, probablemente transcurridos unos meses tenga que incorporarse en una guardería. Para algunos pequeños esta nueva separación física de sus padres adoptivos puede recordarles las sensaciones que vivieron en un primer momento antes de formar parte de vuestra familia, acrecentando el miedo a un nuevo abandono. Para otros, la incorporación escolar no supondrá más que una experiencia previa en su pasado y no generará mayor conflicto emocional. Dependerá especialmente de la fase del proceso de apego y vinculación con su nueva familia en la que se encuentre en ese momento.
La escolarización no es vivida por igual en los casos de adopciones nacionales que en las internacionales. En los casos de las adopciones nacionales el choque con el nuevo ambiente escolar es menos agresivo que en el de las internacionales. Los niños ya conocen la cultura y el idioma, y generalmente han recibido la estimulación adecuada acorde a su edad.
Sin embargo, los niños procedentes de otros países notarán un cambio más radical, con una cultura nueva, a veces desconocen el idioma o su estimulación previa no ha sido la correcta para su edad.
Estas diferencias, en ocasiones, pueden ocasionar trastornos que afecten a su capacidad de aprendizaje, traduciéndose en falta de atención en las tareas, bajo rendimiento, inquietud e incluso actitudes agresivas. Si observáis alguna de estas actitudes en vuestro hijo, es aconsaje que acudáis a un especialista en pedagogía para que os ayude a corregirlas.
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