Ser padres no es tarea fácil muchas veces. Pero ser padre adoptivo conlleva más presión aún. Según expertos en la materia, los padres adoptivos tienden a pensar que deben ser padres perfectos, intentando convertirse en superpapás.
Generalmente los padres adoptivos tienen un mayor nivel de presión que un padre biológico. Han de pasar por múltiples entrevistas, estudios psicosociales, visitas domiciliarias y seguimientos cada cierto tiempo para verificar que proporcionan lo necesario a sus hijos. Si a esto le sumamos el tiempo que muchas veces se traduce en años desde que comienzan la tramitación hasta que por fin sus hijos están en casa, es comprensible que en ellos se cree un sentimiento de responsabilidad y necesidad de convertirse en padres perfectos.
Este sentimiento de responsabilidad y perfeccionismo a veces puede jugaros malas pasadas. Debemos ser realistas, los padres perfectos no existen. No debéis agobiaros si en algún momento no actuáis de la forma ideal, o si hay situaciones que os cuesta o no sabéis cómo llevar. Como todos los padres, iréis aprendiendo sobre la marcha, junto con vuestros hijos.
Es importante que como padres adoptivos no os agobiéis con ciertas situaciones. Una familia adoptiva tiene sus particularidades que una familia tradicional no tiene. a veces vuestros hijos podrán actuar de manera que al principio tal vez no entendáis o pueda dejaros sin respuesta, pero es normal. También es importante que no os agobiéis cuando le expliquéis a vuestro hijo sus orígenes como niño que ha sido adoptado. A veces os harán preguntas que tal vez no sepáis contestar, pero eso no es malo. Intentad ser lo más naturales y tratar el tema desde el cariño. No existen respuestas correctas ni fórmulas mágicas, así que no os agobiéis.
Por lo tanto, no os presionéis, disfrutad de la vida en familia, del cariño de vuestros hijos, y recordad que los superpapás no existen. Si tratas de hacer tu labor como padre lo mejor posible, ya serás lo bastante buena, siempre sin olvidarte de disfrutar de tu familia.