Es probable que tu pequeño esté triste por un tiempo, no todos los días muere su inseparable mascota. El llanto seguro será la forma de expresar su pesar, aunque también suelen surgir sentimientos de enojo, frustración y culpabilidad. Mucho depende de su edad, cercanía con el animal, y de su personalidad.
Muchas preguntas vienen a su cabecita: ¿A dónde irá el cuerpo de mi perrito?, acaso ¿nunca lo volveré a ver?.Tal vez piense que es un castigo por haberse portado mal; en todos los casos es preferible mantenerse muy cerca al pequeño quitando de su mente ideas negativas y ayudándolo a superar esta etapa con mucha paciencia.
Tal vez sienta celos de sus amiguitos de escuela, quienes aún conservan a su mascota. Escúchalo siempre que se acerque a ti y desee comentarte cuanto extraña a su animalito, incluso si está molesto puedes ayudarlo a expresar su ira; o consolarlo diciéndole que comprendes como se siente.
Si el animal murió tras una enfermedad, conversa con su hijo para prepararlo mientras aún se encuentren juntos. Algunas familias hacen una pequeña ceremonia como muestra de despedida, e incluso los niños suelen escribir cartas donde plasman sus emociones finales.
Cuando el niño se mantiene en su pesar aunque pase el tiempo, y su comportamiento interfiere en sus labores cotidianas, es mejor pedir la ayuda de un profesional, un psicólogo puede ser de gran ayuda.