Los niños pequeños (3 meses a 1 año) prácticamente se enteran que ya no tienen a su mami cerca cuando se ven rodeados por sus compañeritos y por personas adultas que en su mayoría son desconocidas. La tarea queda en manos de los adultos, pues aunque en un inicio parezca una misión imposible pronto ellos se encontrarán disfrutando y aprendiendo.
Involucrarse con cada pequeños es una tarea ardua pero al mismo tiempo gratificante. Desde antes de las clases los profesores necesitan conocer los nombres de cada alumnito, acercarse a ellos implica paciencia, amor y sobretodo respeto debido a que en ocasiones ellos no tendrán la misma disposición.
Los bebes todavía no comprenden sus propias actitudes por eso el personal de una guardería necesita sobrellevar con tranquilidad las rabietas, los sollozos, signos de agresividad e incluso una repentina inapetencia.
Las muestras de afecto son tan importantes desde su recibimiento hasta su salida de la guardería. Definitivamente no se trata de hacer diferencias entre los niños pero si de hacerlos sentir especiales y valiosos. Asimismo, las profesoras tienen la obligación de observar las actitudes de los pequeños y dialogar con los padres si existe alguna situación inesperada.