La timidez significa sentirse un poco asustado cuando tienes gente alrededor. Casi todo el mundo siente timidez de vez en cuando. Si eres el nuevo de la clase o si tu tía abuela Betty desea darte un gran abrazo, quizás te sientas asustado.
Nadie se pasa el día sentado y decide: «Bueno, creo que hoy voy a ser tímido». Simplemente, sucede. Te puede coger por sorpresa. Puede que te sientas bien practicando tus pases de fútbol, pero te pones nervioso cuando el entrenador se acerca para darte algunos consejos.
Pero ser tímido no es necesariamente algo malo. No pasa nada si tardas un poco en sentirte cómodo con personas y situaciones nuevas. De hecho, puede ser útil ser algo tímido. Cuando eres tímido, quizá pases más tiempo observando la escena antes de entrar en ella. Y no es probable que hables con desconocidos, ¡algo que no debes hacer de todos modos!
Algunos niños nacen siendo tímidos y más sensibles. A veces, incluso los bebés actúan con timidez. ¿Alguna vez has visto a un bebé ocultando su cara de un desconocido? Por otra parte, otro bebé puede dar patadas, sonreír y saludar a todo el mundo, hasta a los desconocidos.
Pero si no eras tímido de pequeño, todavía es posible que te vuelvas tímido. Puede que hayas aprendido a ser tímido como consecuencia de experiencias que tuviste en el colegio o en casa. Y a veces sientes la timidez por poco tiempo, como cuando te subes a un nuevo autobús escolar por primera vez. Este tipo de timidez suele desaparecer cuando te has adaptado. Por ejemplo, después de unos días, probablemente tendrás un asiento que te guste y amigos en el autobús.