Los padres generalmente no reparamos en qué puede llegar a contener el agua en la que se han bañado nuestros hijos. Quitamos el tapón, el agua se escurre y punto. Podemos suponer que contendrá bastante suciedad, células muertas y restos de gel de baño o champú para bebés.
Pues bien, un equipo de científicos del Departamento de Química Analítica, Nutrición y Bromatología de la Universidad Santiago de Compostela han analizado el agua de baño de los bebés y han encontrado en ella nada menos que hasta quince fragancias alergénicas.
Al analizar ocho muestras reales después del baño de niños de entre bebés con 6 meses y niños de 2 años hallaron compuestos alergénicos incluidos en jabones, geles, colonias, cremas y otros productos de baño de bebés.
Todas las muestras contenían al menos 6 de los 15 compuestos analizados, incluso algunos en concentraciones muy altas. Para los entendidos, se trata de químicos como el salicilato de bencilo, el benzoato de bencilo, el linalol, la cumarina y el hidroxicitronelal.
Teniendo en cuenta que el baño del bebé se produce casi todos los días y fácilmente superan los 15 minutos jugando en el agua, los niños se encuentran demasiado expuestos a sustancias perjudiciales. No solamente existe el riesgo de que los alergénicos puedan ser absorbidos por la piel, sino también por inhalación y en muchos casos porque, durante el baño del niño, pueda beber el agua de la bañera.
Según la normativa europea, la etiqueta debe indicar si el producto supera cierto nivel de este tipo de sustancias, pero se cree que los valores son demasiado tolerantes, algo que no debería suceder cuando hablamos de la salud de los más pequeños, que por cierto cada vez son más alérgicos a todo.