El bebé no duerme por cólicos y gases. En el afán de querer verlos con las mejillas rosadas de buena salud, lo sobrealimentamos provocando empaches y malestares.
Es como si los excesos en su alimentación del día se acumularan en formas de gases hasta explotar con llantos y gritos durante la noche. Por ello, después de cada teta o biberón que le des, hazle eructar.
Colocándolo sobre tus hombros y dale tres palmaditas en la espalda para que lo ayudes. Cuando le des de cenar trata que la hora esté algo alejada del tiempo de dormir.
Recuerda que en los primeros meses de vida tu bebé tendrá dos necesidades fundamentales: alimentarse y dormir.