El pescado azul es una fuente muy importante de ácidos grasos omega-3. Estos ácidos ayudan a controlar la presión arterial y mejoran las funciones cardíacas. El consumo de pescado es esencial para los niños durante sus primeros años de vida, ya que le aporta los ácidos grasos y el yodo necesarios para el desarrollo de sus sistema nervioso central. Son pescados azules el atún, la sardina, la caballa, el boquerón, el salmón o el emperador.
El pescado azul suele introducirse en la dieta del bebé a partir de los 18 meses de edad. Al tener un sabor más fuerte, se incorpora a la dieta infantil más tarde que otros alimentos sólidos y más tarde que el pescado blanco. Puede que al principio, debido a este característico sabor y a su textura más grasas, el niño rechace el pescado. Aún así, sé perseverante y aprovecha las múltiples posibilidades de preparación de este alimento para ir incorporándolo poco a poco a la dieta de tu hijo.