La concentración permite que nuestros pensamientos y actos tengan una misma dirección, por eso cuando no nos concentramos podemos actuar de manera equivocada y afectar nuestras decisiones.
Empecemos con el ejercicio: Prepara una rica comida en presencia de tu niño y menciona cada paso que realizas en voz alta.
Con este ejemplo, el pequeño entenderá que hay una relación directa entre las autoinstrucciones que te diste y el resultado de la receta. En la práctica verá los beneficios obtenidos en su vida cotidiana y en la escuela le será más fácil concentrarse.