La hiperactividad es una ligera disfunción cerebral. No es un trastorno grave desde un punto de vista orgánico, y tampoco tiene que ver con su nivel de inteligencia, pero altera seriamente la vida del niño.
Parece que existe un factor hereditario, y diversos estudios han demostrado su relación con problemas en el embarazo como la amenaza de aborto, el estrés durante la gestación o sufrimiento fetal leve durante el parto.
Las pautas concretas que deben recibir los papás para tratar un niño hiperactivo son las siguientes:
- Hay que ser comprensivos con él, conscientes de que se trata de una enfermedad; él no puede evitar su comportamiento.
- Los padres deben adaptarse a él, actuando según sus reacciones, sin intentar que cumpla las normas que sabemos de antemano no va a cumplir.
- A veces pueden estar horas y horas jugando o haciendo una misma actividad, y los padres deben aprender a entretenerlo con esas actividades que le gustan.
- Hay que evitar situaciones conflictivas (ir al supermercado, pues querrá agarrar de todo).
- Las amenazas y castigos no surten el efecto que en los demás niños. Ellos no entienden por qué nadie quiere jugar con ellos, o por qué los retan constantemente. Hay que ser conscientes de que carecen de los recursos para corregir las conductas que no gustan a sus padres, hermanos o compañeros.
- Ayudarlo a concentrase ofreciéndole juguetes de uno en uno y procurando un espacio tranquilo y sin ruidos fuertes. Uno de los problemas que tienen los niños hiperactivos es que todos los estímulos lo influyen por igual, por eso cuanto menos haya a su alrededor, más fácil le resultará concentrase.
- Como les cuesta más de lo normal aceptar las novedades, prepáralo con anticipación de manera que no se sienta desconcertado ante los cambios.
- Cuida su dieta. Sabemos que los productos con aditivos, colorantes o espesantes pueden agudizar su hiperactividad, por eso es mejor que trates de evitarlos.