El apego del niño hacia su familia, pierde fuerza durante la adolescencia. Ahora las actitudes del niño serán influenciadas por las del grupo al que pertenece.
Los jóvenes que no tienen un vínculo afectivo en sus hogares, tienden a suplir esta carencia con amigos en iguales condiciones. En ellos encuentran diversión, compañia, y salvo las típicas peleas entre chicos, obtienen la compresión que en casa por alguna razón se les niega.
Es necesario que los jóvenes interactúen con diferentes personas, ya sea en la escuela, el barrio, en un equipo deportivo o en cualquier otro ámbito social. La idea es que aprendan a diferenciar lo bueno de lo malo gracias a la orientación recibida de sus progenitores. No podremos aislar a nuestros hijos de amistades peligrosas, pero si prevenirlos a través de nuestros consejos.