Los hermanos de un niño con discapacidad son animados a cuidar del pequeño y ser un apoyo incondicional para él. La mayoría de ellos parecen asumir con resposabilidad su tarea de cuidadores,sin embargo; los problemas se originan cuando las reglas de disciplina no son aplicadas a todos por igual.
En una discusión, el niño con discapacidad puede golpear o dañar a su hermano y no recibir ninguna llamada de atención, mientras que el otro pequeño es castigado de inmediato por sus padres ante el primer indicio de conflicto.
Las pataletas o las faltas de respeto se hacen cotidianas en el núcleo familiar debido a que los padres no logran imponer los límites al niño, aveces por temor a lastimarlo o causar una reacción más agresiva en él.
Los otros niños tienen la obligación de ser excelentes en todo. Se les pide ser muy estudiosos y colaboradores, lo cual puede resultar una pesada carga, difícil se sobrellevar en todo momento.
En una familia con niños regulares y uno con discapacidad, es necesario encontrar un sano equilibrio para aprendan a vivir en armonía. Los padres necesitan diferenciar una falta de respeto de una actitud involuntaria originada por la discapacidad. El siguiente paso será corregirlo con serenidad, como lo haríamos por cualquiera de nuestros hijos, siempre considerando la mejor manera de hacernos entender.
Algo que nunca debemos olvidar es que son personas que además de comprensión necesitan ser enseñados constantemente hacia lo bueno, de esta forma aprenderan a comportarse cuando interactúen con sus hermanos en casa y en todo lugar.