Mucho se ha dicho de los hijos únicos, considerados niños egoístas, rebeldes, maleducados y sumamente egocéntricos. En realidad todos estos calificativos puede que le calcen perfectamente pero no es determinante frente a chicos de familias numerosas. La crianza es el valor que en definitiva marcará la diferencia.
Son los mismos progenitores quienes aplicarán normas de conducta y deberán enseñarle a su hijo que el mundo no gira entorno a el. Una situación positiva puede mostrar también algo de negativo. Eso significa que si bien los padres tendrán más tiempo para su niño y estos crecerán con una mejor autoestima, a su vez se convierte en un arma de doble filo cuando necesiten relacionarse con sus pares en la escuela, en ocasiones tienen dificultades para compartir.
Otros niños debido a la sobreprotección tienen problemas para separarse de su mamá llegado el tiempo de la guardería o el preescolar, suelen ser introvertidos y poco expresivos cuando interactúan con sus compañeros.
Sin duda los beneficios de tener un solo hijo llegan hasta el tema económico pues los gastos son mínimos a comparación de familias numerosas; no obstante hemos querido mostrar el aspecto desfavorable de crecer sin hermanos; pero como dijimos líneas atrás la función de los padres será decisiva en la formación del menor.