Antes de iniciar el juego es necesario explicar que las agresiones físicas o verbales carecen de diversión. Los típicos juegos de malos contra buenos gustan mucho a los niños, pero nunca deben ser una excusa para promover la violencia entre ellos.
Muéstrales cómo darle vida a sus personajes con algo de histrionismo. lo mismo si están en un espacio abierto y solo se trata de atrapar a su adversario apelando a su agilidad. La idea es pasarla bien.
Enséñale a detener el juego cuando se sienta lastimado. Los niños deben aprender a expresar que no están contentos con la actitud de su compañero. Y antes de retirarse es mejor explicar sus razones.
Observa a los niños de cerca para evitar que se dejen llevar por la intensidad del juego. Si es muy difícil controlarlos, sugiéreles algunos cambios, igual de entretenidos, que al mismo tiempo aligeren el ímpetu de los pequeños.
Es importante diferenciar el descontrol natural infantil de una conducta agresiva producto de situaciones familiares conflictivas y otros problemas en la vida del menor, el juego también es un medio para detectar comportamientos hostiles que encierran un complicación aún mayor.