Toma con calma la conducta que tu hijo viene mostrando en casa. Si su amigo imaginario comienza a ganar espacio, acércate con disimulo cuando ellos empiecen la plática y así entenderás cuales son las necesidades o temores del pequeño.
En ocasiones esas relaciones fantasiosas son celebradas o incentivadas por la familia, tomándolas como parte de un juego infantil, sin embargo hacerlo solo reafirma la posición del niño y no lo ayuda a salir de esa ilusión.
Por otro lado no es recomendable corregirlo con dureza o cortar su imaginación hablándole de la realidad. Es posible que tu hijo se sienta ofendido y sea más discreto cuando juegue con su amigo imaginario para no ser regañado.
Mira el lado positivo de esta situación. Es usual que los niños con amigos imaginarios manifiesten en su comportamiento alguna carencia. La falta de afecto en casa o la ausencia de pequeños en su entorno cercano pueden originar en ellos el deseo de sentirse acompañados.
Lo inmediato es encontrar tiempo para compartir con tu hijo, juega con el por las tardes y busca que esté mas cerca de otros niños. Si notas que se comienza a retraer o se torna agresivo e irritable es mejor solicitar la ayuda de un especialista.