Una clase de música para niños sordos sería algo distinta a la que normalmente recibe un pequeño oyente, más allá de los vibratos musicales obtenidos gracias a su cuerpo, podría acceder a los sonidos con ayuda de otros elementos y mejorar así el área emocional
En principio, el niño necesita reconocer son sonidos musicales. Aún en el caso de los pequeños con sordera severa existe una mínima capacidad de escucha. La idea es aprovechar este detalle y adquirir audífonos especiales o colocar un implante que ayude en la comunicación
Con estos aparatos de última generación el pequeño estará en condiciones de diferenciar los ritmos musicales en un nivel primario, y a la vez valerse de las expresiones corporales para transmitir sus emociones
Para complementar el aprendizaje se busca transmitir un trabajo de vocalización. En él interesa más la forma como ellos expresen sus emociones a través de la música, mientras el desarrollo de su lenguaje como tal pasa a un segundo plano
La idea central es aprender a emplear los recursos musicales para guiar a los niños hacia la confianza, que muestren sus emociones sin temores e interactúen entre compañeros con total libertad.