El aburrimiento despierta la creatividad. Mientras algunos niños solo se quejan, otros se las ingenian para entretenerse sin mayores recursos, y sin las indicaciones de los adulto.
En un primer momento sugiérele cómo disponer de su tiempo. Luego, ayúdalo con algunas preguntas: ¿Te gusta pintar? ¿cantar? ¿bailar?, el niño irá notando hacia donde dirigir su mirada cuando tenga momentos libres.
Las actividades extraescolares deben tener un horario. Correr de un lado al otro durante el día puede llegar a cansarlos o desesperarlos . Procura que ellos tengan un espacio para descubrir sus aficiones.
Si creas en tu niño la necesidad de andar siempre ocupado, cuando disponga de algunas horas para él, se sentirá ansioso y preocupado. Por qué no aprovechar esos momentos para enseñarles a meditar sobre diferentes temas de su interés o animarlos a memorizar rimas, canciones o los graciosos trabalenguas.