El optimismo es una cualidad necesaria y valiosa en la vida de las personas. Los niños lo desarrollan al imitar a sus padres, mientras son alentados a realizar las tareas académicas o simplemente porque existen rasgos en su personalidad asociadas a esta cualidad
Si bien existe un factor genético que lo determina, es a través de la experiencia diaria donde los niños aprenden a ver la vida positivamente. Frases como ¡Yo no puedo! son alejas a su vocabulario y no por ser niños superpoderoros; por el contrario, conocen sus limitaciones pero encuentran otras maneras de lograr sus objetivos sin desanimarse
El temperamento y el carácter se moldean desde la infancia. De seguro para algunos padres será más complicado combatir el desánimo de sus hijos pero con constancia y afecto encontrarán la forma de transmitirles la seguridad que necesitan.