En ocasiones cuando vuestro hijo adoptivo llega por fín a casa, dependiendo de su edad, podréis encontraros con situaciones difíciles. Lo normal es que cuanto más mayor sea vuestro hijo muestre mayores síntomas de desapego y le cueste integrarse en el nuevo entorno familiar.
Cuando un niño adoptivo entra en el seno de su nueva familia tiene que enfrentarse a gran cantidad de retos que hasta el momento eran desconocidos para éste. Ha dejado tras de sí todo lo que hasta el momento le era familiar, sus costumbres, su entorno, en ocasiones hasta su idioma y su cultura. La realidad que ahora se le presenta puede resultarle desconcertante y desconocida.
Esta nueva realidad se le puede presentar como un elemento hostil. Además, hay que contar con el sentimiento de abandono, que es normal en estos pequeños y que hace que se muestren más reacios a mostrar su cariño o a aceptar vuestras muestras de cariño hacia él.
El proceso de integración familiar después de la adopción es lento y complejo y en él no sólo debéis participar vosotros y vuestros hijos, debéis contar con el resto de familia extensa, abuelos, tíos, primos… con los que el pequeño tendrá que entablar igualmente nuevos lazos y que le supondrá un desgaste emocional adicional.
La nueva realidad social a la que el niño se incorporará requerirá nuevos modelos de vinculación hacia nuevos amigos, vecinos, el pediatra y otras tantas figuras que serán nuevas para vuestro hijo. Además, dependiendo de su edad, tendrá que hacer otros esfuerzos como la integración a la vida escolar.
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