Un niño con lateralidad cruzada no tiene el predominio de sus funciones sobre el mismo lado del cuerpo. Eso significa que su mano dominante (imaginemos que sea la derecha) no siempre coincidirá con su ojo, oído o pie ubicados en el hemisferio izquierdo.
Cuando el pequeño desarrolla esta clase de función es más propenso a tener problemas de aprendizaje, relacionados a su escritura; mientras lee muestra dificultades en su entonación, se salta las líneas y necesita señalar con el dedo para no perderse en el texto.
En un próximo post comentaremos cómo influye la lateralidad cruzada en el aprendizaje de los niños.