Estas reacciones empeoran cuando el niño es expuesto a situaciones estresantes que le ocasionan mucha ansiedad. Y ante tanta presión, el pequeño comienza a manifestar cambios en su comportamiento en su manera de hablar, inesperados e involuntarios.
Consejos para los padres:
Evita castigar al niño o corregirlo muchas veces y con brusquedad en frente de otras personas.
Anímalo a practicar deporte para aliviar su nerviosismo. Una actividad artística sería otra alternativa.
Si es un niño retraído trata de integrarlo poco a poco su entorno social, ya sea en el barrio o con los pequeños de la familia. Nunca lo obligues, deja que él se adapte gradualmente.
Conversa mucho con tu hijo sobre sus sentimientos y situaciones que le desagradan. Los tics nerviosos irán desapareciendo con el tiempo.