La frase “no tendrá mi hijo vegetaciones” la oímos diariamente en nuestras consultas de pediatría. A los padres les preocupa que puedan tenerlas y se asustan cuando el médico les informa que el chico o la chica tienen una hipertrofia adenoidea que es el nombre técnico que se le da a las popularmente conocidas vegetaciones.
Las adenoides o vegetaciones también llamadas amígdalas faríngeas por su ubicación anatómica, se suelen hipertrofiar (aumentar de tamaño) ante los muchos estímulos antigénicos que se ocasionan al padecer cuadros catarrales de repetición de vías altas a edades tempranas de la vida. La edad de aparición o mejor dicho de presencia de sintomatología asociada viene a suceder sobre los 18 meses de vida, antes es raro y a partir de los 2 años si la clínica y los problemas son muy evidentes es cuando se puede plantear su tratamiento mediante una operación quirúrgica denominada adenoidectomía.
El cuadro clínico es muy típico. Suelen presentar una facies característica denominada adenoides en la que observamos que el niño en reposo tiene la boca abierta con los dientes superiores que pueden protruir hacia fuera, la barbilla se encuentra retraída y el paladar tiene forma ojival. Además suelen presentar inflamación ocular. Todo ello define los que es la facies adenoidea en su grado máximo y está producida por la respiración bucal que tienen estos niños al estar cortado el paso del aire a través de la nariz en su paso por la faringe. Por otro lado se suele acompañar de sequedad boca, ronquido durante el sueño con fases de apnea, rinolalia (voz como si la nariz estuviera obstruida), mal aliento, congestión nasal permanente y otitis de repetición que es el cuadro de alarma que nos hará remitir al otorrino para valoración por la posibilidad de extirparlas.
El diagnostico suele ser clínico por la sintomatología antes comentada y se realiza además una radiografía de las vías aéreas superiores para visualizar el tamaño de las mismas. Por otro lado una timpanometría (técnica que mide la movilidad del tímpano) nos indicará la posible existencia de otitis serosa por la acumulación de moco que podrá ocasionar cuadros de sordera transitoria que se soluciona al realizar la operación y según en que casos se colocarán unos tubitos de drenaje en los oídos para evitar estas otitis.
El tratamiento es quirúrgico si las vegetaciones son muy grandes. En muchos casos si las adenoides no tiene un tamaño muy importante y la clínica y complicaciones no son muy evidentes podemos esperar a conseguir que la vegetación no aumente mucho pero que el espacio anatómico donde está ubicada por el crecimiento del niño también crezca con lo que conseguimos minimizar el problema obstructivo y mejorar o erradicar los síntomas.
La adenoidectomía es una operación rutinaria que realizan los otorrinos diariamente. Se realiza con anestesia general y suele durar poco tiempo la extirpación con visión directa de las adenoides a través de la boca. El niñ@ sale despierto del quirófano y en un par de horas se puede ir a su casa para hacer vida normal en 24 o 48 horas. Si hubiera que colocar tubitos de drenaje en el oído la intervención se puede alargar un poco más pero el posoperatorio es el mismo.