La enuresis nocturna es el término que utilizamos los profesionales para etiquetar lo que padece un niño o una niña al mojar la cama por la noche durante el sueño del bebé. Este problema es más frecuente de la que pensamos ya que afecta a un número importante , el 50% se orina por la noche a los 3 años, a los 6 años el 10%, a los 10 años el 5% y a los 15 años un 1%. Lo deberemos de tomar en consideración a partir de los 6 años de vida, nunca antes. El problema de nuestro hijo es que su vejiga no está aún madura por lo que no puede retener la orina, lo que hace que cuando el niño está profundamente dormido, se orine sin darse cuenta, normalmente por rebosamiento.
La actitud de los padres frente a este problema debe ser muy clara, deberemos de comprender en primer lugar que el problema no es una enfermedad, salvo raros casos que se acompañan de otra sintomatología, y normalmente constatamos que en un porcentaje muy alto alguno de los progenitores o de los hermanos del niño lo ha padecido. En segundo lugar que el niño no lo hace adrede, es un molestia que le supera al no ser consciente del momento en que se orina por lo que no deberemos tomar nunca la actitud de reñirle pues esto no es la solución y puede dar lugar a otro tipo de problemas psicológicos fundamentalmente de autoestima. Y en tercer lugar deberemos ofrecerle un apoyo haciéndoles comprender que es transitorio e intentar que participen en las soluciones que podemos aportar los profesionales tanto desde el punto de vista médico con psicológico.
Como norma el pediatra, a partir de la edad antes comentada, descartará cualquier patología orgánica que pudiera ocasionar la enuresis, si no existe problema orgánico, que es lo más habitual, dará unas normas a los padres de fácil cumplimiento como son:
- Procurar no dar muchos líquidos a su hijo a partir de las 6 de la tarde.
- Enseñar a ejercitar la musculatura de la vejiga urinaria para que cada vez sea más continente. Esto lo conseguimos haciendo que el niño cuando orina intente parar y volver a orinar varias veces durante la misma micción.
- Intentar que el niño sea consciente del problema haciéndole participe de forma cariñosa por la mañana de que ha mojado la cama, pero esto será un “secreto de familia” y no deberemos exponer las sabanas y el colchón para que todos los vecinos lo vean y así ridiculizarle para que “se espabile”. Esto no es correcto.
Deberemos saber así mismo que algunas veces el niño después de un tiempo sin mojar la cama, puede volver a hacerlo ante un acontecimiento estresante, esto es normal y desaparece de forma espontánea.
De todas formas ninguna medida es plenamente eficaz y generalmente se requiere un tiempo variable de semanas o meses para obtener un resultado positivo y conforme se hace mayor, lógicamente se siente más afectado, no quiere dormir fuera de casa ya que si sus amigos se enteran esto podría ser motivo de menosprecio y burla, complicando aún más si cabe la resolución del problema.
Existen artilugios para despertarles en caso que se empice a orinar denominados “pipi-stop” que emiten un sonido cuando se mojan, despertando al chico y de esta forma se puede levantar para orinar en el vater. Su uso se debe de ofertar solo en los más mayores. Por otro lado podemos utilizar en los más mayorcitos una medicación que puede solucionar el problema en un tanto por cien muy elevado, pero solo la utilizamos en el caso de que las medidas habituales no lo solucionen. Por tanto, paciencia ya que en este caso “el tiempo lo cura todo”.