Los niños a la edad de 2 años son más concientes de su entorno físico, descubren nuevas formas de entretenerse y empiezan a interactuar con otros pequeños formándose así los primeros lazos de amistad.
Como parte de la interacción, los educadores idean dinámicas para que cada niño se ponga en contacto con el resto del grupo. Los juegos con sus nombres pueden ser un buen punto de partida.
Desde muy pequeños nos enseñan la importancia del compartir. El llamado “egocentrismo infantil” es claramente evitado o tratado a través de actividades grupales que ayudan a los niños a apreciar el material educativo, cuidarlo y cedérselo al compañerito como una muestra de desprendimiento.
Debido a que no todos los niños reaccionan de la misma forma, la educadora debe estar siempre lista para corregir a los chiquilines sin agresividad, tal vez explicándoles que existen otros juguetes igual de lindos que podrían usarse. Es un proceso a veces largo que necesita de mucha paciencia.