Las necesidades nutricionales de un niño son elevadas, ya que necesita más proteínas, calcio y muchos otros nutrientes que un adulto. Aunque una dieta vegetariana supervisada por un especialista debería proporcionar al niño todas estas sustancias, la carencia de algunos alimentos puede plantear dudas acerca de si esto repercutirá sobre el crecimiento infantil.
Partiremos de la idea de que cuantos menos alimentos se eliminen de la dieta infantil, mejor. Por lo tanto, es más recomendable que el niño siga una alimentación ovo lacto vegetariana que lacto vegetariana o sólo vegetariana. Si de su dieta se excluye todo tipo de pescado, deberás añadir otros alimentos ricos en ácidos grasos esenciales y omega-3, como frutos secos y aceites de semillas, como girasol, maíz, soja o nuez.
Es muy importante que el niño tome también suficiente calcio, que encontrará diariamente en la leche y sus derivados. Una de las principales dudas gira en torno a la cantidad de hierro que el niño vegetariano ingiere, ya que podría darse el caso de que el pequeño tuviera deficiencias que afectaran a su desarrollo y crecimiento. Siempre y cuando la dieta incluya huevos, cereales, legumbres, alimentos ricos en vitamina C… no debería existir ningún problema acerca de esta cuestión.
Para ello, se deben incluir los siguientes alimentos: tomate, brécol, melón, naranja u otros cítricos, kiwi o frutas tropicales. Asimismo, para proveer la cantidad de hierro necesaria, la dieta puede incluir higos secos, ciruelas secas y pasas de uva, semillas de sésamo y soja. El pediatra valorará la necesidad de suministrar suplementos adicionales de este elemento durante los dos primeros años.