Para realizar un tratamiento adecuado es necesario conocer el origen de cualquier trastorno en el habla. En el caso de la dislalia existen 2 posibilidades: el factor orgánico y/o problemas de aprendizaje.
Retraso fonológico. Los niños con esta deficiencia necesitan comunicarse con palabras básicas porque las frases más complejas no las logran construir.
Trastorno fonético. Se produce cuando el pequeño no ha desarrollado los movimientos necesarios para articular las palabras correctamente. Los músculos encargados de producir el habla no funcionan como deberían y por lo tanto aparecerán las omisiones, distorsiones o sustituciones en el lenguaje.
Problemas físicos. Cuando los órganos implicados en el habla se ven afectados las palabras son difíciles de pronunciar. Las lesiones en el sistema nervioso, una mala oclusión dental, el frenillo lingual o malformaciones como paladar hendido serían causas de la dislalia.