El virus se propaga fácilmente de persona a persona por medio de microgotas aerosolizadas por la tos o el estornudo de alguien con la enfermedad, asimismo por tocar pañuelos infectados, o por el contacto con los líquidos de una ampolla con varicela o lesiones en la piel.
El contagio puede producirse desde los primeros síntomas y hasta que todas las ampollas hayan terminado como costras, por lo que se recomienda el aislamiento del enfermo de otras personas que no hayan padecido la enfermedad.
El virus varicela zóster permanece inactivo en el organismo pero puede reactivarse, causando culebrilla, otro tipo de erupción cutánea que se manifiesta en ampollas con líquido y es muy dolorosa. La varicela da lugar generalmente a inmunidad de por vida.
Un niño puede no manifestar síntomas de varicela pero transmitir igualmente el virus, eso es posible hasta 3 días antes de que brote el sarpullido. En caso tu hijo haya tenido contacto con otros pequeños infectados con esta enfermedad, es mejor mantenerlo en observación antes de enviarlo a la guardería.
Quienes tienen más probabilidad de contraer la varicela son aquellas personas que no han recibido la vacuna en sus primeros años de vida o no la han padecido en la niñez.
En algunos casos, la varicela causa sordera infantil. Debemos estar muy atentos si existen cambios en su audición que podrían agudizarse en un futuro de no ser consultado con un especialista.