La escolarización de nuestros hijos correrá a cargo de personas ajenas, con las que, por cierto, intentaremos establecer un conctacto asiduo, pero el papel nuestro en todo ese proceso será crucial para continuar fomentando las enseñanzas y valores que les hemos trasladado a los niños desde que los trajimos al mundo.
- No enfrentarse a nuestro hijo porque le interesen cosas nuevas y similares a las que realizan
otros niños. Deberemos hablar con él y hacerle entender que todo lo que quiera, ya sea juguetes o salidas, cuando sea más mayorcito, no podrá tenerlo. Pero, intentaremos llegar a un acuerdo con él para que, en unas ocasiones, sea el que ceda y en otras, nosotros.
- Propiciar siempre un diálogo fluido con nuestro hijo para poder estar al corriente de cualquier preocupación suya o conocer mejor sus intereses. Esto facilitará mucho las relaciones futuras con nuestros hijos.
- Tratar de aproximarnos y establecer contacto con los padres de los niños que más tiempo compartan con nuestro hijo y mejor se lleven con él. Se sentirá feliz y nosotros conoceremos las experiencias de otros niños y sus familias.
- Hablar con las madres y padres de las niñas de su edad, si nuestro hijo es varón, y viceversa, aunque él no tenga interés en jugar con niños que no sean de su mismo sexo. Así contribuiremos a que muestre el mismo respeto por todos y vea a los niños del género contrario como otros compañeros con los que poder divertirse también.