Los niños pequeños notan cuando estamos tristes o molestos sin necesidad de escucharnos decirlo, por ello, si se suscita la muerte de un familiar muy cercano a él, lo recomendable es no fingir mientras estamos a su alrededor, hacerlo solo generará angustia, inseguridad y desconcierto en el menor.
Acudir al entierro los ayuda a entender la separación de su ser querido, pero es mejor dejarlo a su libre elección. Si desea asistir, alguna persona cercana deberá prepararlo para afrontar ese triste momento. Pero en caso decida quedarse en casa, necesita ser igualmente entendido.
Cuando el niño decide asistir, ya sea al velorio o al entierro, es recomendable separarlo durante las primeras horas, mientras las muestras de dolor son intensas y casi incontrolables en los familiares o amigos más próximos a la familia.
Permítele expresar sus emociones y no le prohíbas llorar, frases como “sabemos que estás triste” le harán sentir que otros entienden como se siente. Pero si por el contrario le dices “mamá se pondrá triste si lloras”; entonces el pequeño solo reprimirá sus sentimientos.
Apoya al niño y hazle menos doloroso este trance. Quizá eche de menos a su mamá o papá por el resto de su vida; pero en esta primera fase necesita ser de total compresión y paciencia para que continúe con su vida lo antes posible.