Son los llamados “niños fáciles”. No gritan, ni se enfadan, son pequeños complacientes que no significan ningún problema para sus padres.
Podría entenderse que necesitan menos atenciones y que es mejor guardar energías para los niños inquietos o dominantes, a quienes no se les puede perder de vista. Sin embargo este podría ser un gran error, los niños dóciles necesitan los mismos cuidados , gestos de amor y sobretodo mucha estimulación.
Busca el vínculo afectivo con tu niño, tómate el tiempo para darte a conocer e iniciar juegos que los unan mucho más. Si descansa muy tranquilo en la cuna y durante largo tiempo, juega con él cada cierto tiempo hablándole en tono afectuoso. Si muestra desagrado o descontento no desentimes su actitud, probablemente sea inusual verlo quejarse y realmente necesite de tu ayuda.