Los niños son un espejo de sus padres. Cuando estés enojada evita gritarle:respira profundamente, serénate y luego dirígete a él con firmeza pero sin enojo. Tu comportamiento los ayudará a reaccionar de la misma manera cuando estén enfadados.
Determina la causa de su mal comportamiento. Si es física, una enfermedad por ejemplo, o emocional; peleas en la escuela, rechazo de sus compañeros, malas calificaciones,timidez. Cuando conozcas las posibles razones de su enfado trata de indagar más en sus emociones para lograr ayudarlo.
Dile una y otra vez que la mejor manera de resolver un conflicto es hablando. Es mejor decir: estoy enojado a solo gritar o tirar los objetos, así nadie lo entenderá.
Evita los adjetivos ofensivos cuando pierda el control. Reprueba su acción, nunca a tu hijo. El pequeño no es siempre grosero o agresivo, son solo sus acciones mostradas en determinado momento.
Los padres con frecuencia enseñamos a nuestros niños a pedir perdón, sin embargo; nosotros también nos equivocados en ocasiones y podemos ser injustos con ellos. En esas circunstancias es importante expresarles nuestras disculpas sin demoras, será un increíble ejemplo de humildad que tu hijo imitará en adelante.