Si has de volver al trabajo, salir de viaje o por algún motivo tienes que separarte de tu bebé, pero a la vez has optado por la lactancia materna, tienes la opción de extraer tu propia leche y conservarla. Aquí te damos algunos consejos.
La leche materna fresca que hayas extraído puede conservarse tapada a temperatura ambiente durante seis u ocho horas. En la nevera, puede durar hasta cinco días. Al contrario de lo que ocurre con la leche de vaca homogeneizada, la nata de la leche materna se separa y flota, pero no te preocupes por ello, sólo hay que agitarla antes de dársela al bebé.
La leche materna se conservará durante más tiempo cuanto más limpia se recoja, más rápido se enfríe y se almacene a menor temperatura. Si decides congelar la leche, ésta durará varios meses, aproximadamente entre tres y seis. Pero una vez descongelada puede guardarse sólo durante un día.Es preferible que, si vas a usar la leche en poco tiempo, la guardes en la nevera en lugar de en el congelador, ya que al congelar se pierden algunos de los anticuerpos que contiene la leche.
El principal problema que puede surgir si extraes la leche y decides conservarla es que se ponga rancia. Muchas mujeres sienten cierto reparo a conservar la leche por este motivo, así que para quedarte tranquila prueba tú misma la leche para comprobar que está en condiciones.