Cerca del año, el niño necesita experimentar con todo lo que le rodea y, a menudo, utiliza los mordiscos para conocer los objetos y las personas que están más cerca.
Los mordiscos de entre el bebé de 10 meses y el año no son preocupantes y tampoco son señal de un comportamiento agresivo o de mala educación.
A través de la boca y las mordeduras el niño descubre el mundo que le rodea del mismo modo que lo hace con las manos, los juegos, el tacto o la vista.
Se trata de una actitud que perderá con el tiempo, pero para ayudarle a que entienda que eso no lo debe hacer es necesario dejarle claro que moder no es apropiado ni correcto.
Por este motivo, es importante:
- Evitar quitarle importancia a los mordiscos y reír su comportamiento.
- Reprenderlo con un «no» autritario y decidido
- Intentar entender las fases de cambios que el pequeño vive, sin ceder a sus caprichos.