A partir de los 4 años, notarás que tu niño no para ni un segundo de hacer gracias: baila, canta, corre, imita a la gente, interrumpe las conversaciones. Es capaz de reptar por el suelo, comportarse como un gorila o hablar como un bebé con tal de hacernos reír y llamar nuestra atención.
La mayoría de las veces su comportamiento te hará gracia, pero en ocasiones, sobre todo si estáis en un lugar poco apropiado para las bromas y los chistes, te hará sentir vergüenza y te enfadará. Aunque esta actitud es muy normal en los niños de esta edad y forma parte de su desarrollo, deberás ponerle ciertos límites y hacerle ver que no siempre es un buen momento para subirse al sofá y cantar a voz en grito.
¿Por qué es tan payaso?
Su desarrollo social ha avanzado muchísimo y ya empieza a jugar con otros niños y a formar pandillas. Comparten secretos, inventan gamberradas y bromas, se les ocurren ideas extravagantes que solos no se atreverían a llevar a cabo. El grupo fomenta su lado más payaso, se animan unos a otros.
Además, quiere llamar la atención de sus padres constantemente. Se da cuenta de que, al ser más independiente y autónomo, los adultos no están todo el rato pendiente de él, le dejan más libertad. Pero él aún no está preparado para abandonar la etapa de bebé, está a medio camino entre el niño pequeño y el niño grande y no sabe cómo comportarse. Con sus tonterías nos está diciendo que aún quiere ser despreocupado y pensar simplemente en jugar