El tipo de educación que reciba un niño explica muchos de los episodios futuros que se deriven a lo largo de su desarrollo y crecimiento. En concreto, los problemas escolares de los estudiantes están muy relacionados con las decisiones que los padres han adoptado durante la infancia de un niño y su adolescencia para guiar su actitud.
Existen cuatro grandes tipos de educación, según el grado de permisividad y prohibición que ejerzan unos padres sobre su hijo, así como el nivel de participación al que le inviten en las decisiones de la casa. Éstos son:
- Estilo autoritario. Corresponde a una educación excesivamente recta y prohibitiva en la que no se establece nunca diálogo. Se imponen normas sin dar explicaciones al niño. Los padres que desarrollan este tipo de educación no saben convivir ni comunicarse con su hijo. El resultado es un niño inseguro y lleno de miedos.
- Permisivo. Esta modalidad es totalmente opuesta a la anterior. Se da más poder de decisión al niño de la que está preparado para asumir. El resultado son niños independientes, tanto que a veces rozan la irresponsabilidad.
- Democrático. Es el estilo ideal para educar a nuestros hijos. Es el que todo padre y madre debe seguir. Se trata de hacer partícipe al niño en su educación. Se le hace ver que él también tiene voz y voto en todas las decisiones que se toman en la casa, teniendo en cuenta de lo que se trate, sin exceder los límites que impongan su propia edad. Se dialoga habitualmente con el niño y se le hace entender que sus padres están a su lado para todo. El resultado es un niño seguro de sí mismo y con gran autoestima.
- Negligente. En este caso se da al niño más independencia de la que debe tener de acuerdo a su edad. Este estilo parte del permisivo pero llega a ser motivo de denuncia, ya que los padres pasan de su hijo, no se ocupan de él, van a su aire. El niño no está preparado para abarcar tanta responsabilidad y se convierte en una persona insegura.
Todos los estilo de educación, excepto el democrático, son perjudiciales para la educación de nuestros hijos, así como para su escolarización. Obligar e imponer el deber y el estudio de una forma excesiva podrá derivar fácilmente en fracaso escolar, como también lo hará el desinterés por parte de los padres y el exceso de libertad.