A partir de los 6 meses, la mayoría de bebés ya empiezan a recibir alimentos sólidos y es cuando sus heces se vuelven más consistentes y su color varía en función del tipo de alimento que consumen.
Las grasas, por ejemplo, oscurece el color de su deposición, mientras que las verduras le dan un color diferente.
El color de sus heces se torna un poco más marrón y con una contextura más pastosa. El número de evacuaciones puede disminuir y su olor comienza a ser más fuerte.
No te sorprendas, si en las deposiciones encuentras trozos de alimentos sin diferir, lo que sucede es que el sistema digestivo del pequeño no está todavía bien preparado y por eso tarda mucho tiempo en asimilar los alimentos.
Si te das cuenta que las heces de tu bebé son muy líquidas o con mucosidades, tu bebé podría padecer de una infección en el aparato digestivo y en este caso es mejor que acudas a un pediatra.