La forma linfocítica de la enfermedad se da con mayor frecuencia en niños pequeños, de 2 a 8 años, con una incidencia más marcada a la edad de 4 años. Sin embargo, esta enfermedad afecta a personas de cualquier edad.
Si un niño tiene un gemelo a quien se le diagnosticó la enfermedad antes de los 6 años, tiene una probabilidad de desarrollar LLA o LMA del 20% al 25%. En general, los mellizos y otros hermanos de niños que padecen leucemia tienen un riesgo de desarrollar la enfermedad dos o cuatro veces mayor que el promedio.
Los niños que heredan ciertos problemas genéticos (como el síndrome de Li-Fraumeni, el síndrome de Down, el síndrome de Kleinfelter, la neurofibromatosis, el síndrome de Louis-Bar o la anemia de Fanconi) tienen mayores riesgos de desarrollar leucemia. Lo mismo ocurre con los niños que reciben medicamentos para suprimir su sistema inmune después de un trasplante de órganos.
Los niños que ya han recibido un tratamiento de radiación o quimioterapia para el tratamiento de otros tipos de cáncer también tienen un mayor riesgo de padecer leucemia, en general, dentro de los primeros 8 años posteriores al tratamiento.
En la mayoría de los casos, ni los padres ni los hijos pueden controlar los factores que desencadenan la leucemia. No obstante, se están realizando estudios para investigar la posibilidad de que algunos factores ambientales predispongan a los niños a desarrollar la enfermedad. La mayoría de las leucemias surgen debido a mutaciones (cambios) no hereditarios en los genes de las células sanguíneas. Puesto que estos errores ocurren al azar y de manera impredecible, no existe, actualmente, una manera eficaz de prevenir la mayoría de los tipos de leucemia.
Para evitar la exposición prenatal a la radiación, que puede ser un factor desencadenante de la leucemia (en particular del tipo LLA), las mujeres embarazadas, o que creen estarlo, siempre deben hacérselo saber a los médicos antes de realizarse exámenes o procedimientos médicos que involucren el uso de radiación (como los rayos X).
En los casos muy poco comunes en los que se desarrolla cáncer debido a un problema genético hereditario, a un tratamiento anterior contra el cáncer o al uso de drogas inmunosupresoras para los trasplantes de órganos, los controles regulares permiten detectar síntomas tempranos de la leucemia.