A partir de los dos o tres años de edad, cuando el pequeño lleva uno o dos años caminado, podremos notar el arco interno en sus pies y descubrir si nuestro pequeño tiene pie plano o no.
Tener pies planos ocurre por causa de conexiones articulares flojas y por la grasa del bebé entre los huesos de los pies, lo cual hace que el arco se aplane cuando el pequeño se para.
No hay porque alarmarse, los pies planos de los niños se pueden corregir con tratamientos sencillos, como caminar descalzos por la arena, caminar de puntillas y de talones, hacer movimientos circulares con las puntas de los pies e intentar coger objetos con los dedos de los pies.
En caso de que tu pequeño tenga pies planos que le provocan dolores o calambres musculares, así como otras molestias, lo mejor será llevarlo al niño con un especialista. Debes tener en cuenta que mientras los huesos de los niños continúen creciendo se puede curar el pie plano. La edad máxima para revertir este cuadro es a los 15 años.
En cualquiera de los casos, es aconsejable que el pequeño use un calzado especial, que sea ligero y hecho de material poroso; además, la suela del calzado tiene que ser plana y flexible. Las laterales del calzado deben ser firmes y la punta del pie de una forma cuadrangular, y no estrecha.