Siempre vemos chicos problemas en todas las escuelas, de hecho desde sus primeros años de vida muestras dificultades para compenetrarse con el grupo, siendo considerados como niños agresivos e intolerantes. La solución no es añadir más agresividad a la observada hasta el momento, por el contrario encuentra la manera de corregirlo delimitando claramente las normas en el aula.
- Como profesora la primera reacción que debes tener es atender al niño agredido, ayudarlo a calmarse y reincorporarlo a las actividades.
- El otro niño necesita ser corregido de inmediato, explicarle que tuvo un mal comportamiento frente a su compañero y que se espera un cambio de conducta.
- Evita mencionar apelativos como “niño pegón” o “niño malo” u otras etiquetas que puedan surgir a consecuencia del conflicto. Desde muy pequeños llegamos a interiorizar estas frases y las creemos incluso hasta la adultez.
- Si el niño es frecuente en su actuar retíralo del grupo por unos minutos e indícale que el ‘rincón del pensador’ le ayudará a relajarse o como su propio nombre lo indica: a meditar en su comportamiento. Es un corto lapso de tiempo, luego al igual que los demás debe unirse a las tareas del aula.
La clave para ayudar a estos pequeños es hacerlo con amor y firmeza, siempre en coordinación con los padres del niño. A medida que él aprenda observando el trato de sus demás compañeros cuando algo les desagrada buscará otras formas de expresar su desacuerdo sin llegar a las ofensas.