Los niños adquieren malos hábitos no solo para llamar la atención de sus padres o descargar sus angustias continuamente. La imitación de acciones negativas en su entorno familiar o amical (guardería) tiene gran peso en su conducta.
El comportamiento de los adultos y de los hermanos mayores es importante durante los primeros años del niño, pues mientras observe a familiares comerse las uñas a cada momento o hablar groserías constantemente creerá que es algo normal.
En la guardería puede encontrarse pequeños que chupan el dedo o tienen el hábito de guiñar los ojos a cada minuto. En estos casos los niños asimilan esas acciones y las repiten inconcientemente.
Un niño educado correctamente en casa no tiene porque desarrollar malos hábitos. La crianza es como siempre un factor principal en el crecimiento de los chicos y mientras exista la suficiente comunicación será menos probable que ellos conserven malas actitudes de su entorno social.