Ser padres hace que muchas parejas tomen real conciencia de su mal comportamiento. Hablar mal de alguien delante de los niños, quebrantar promesas (mentir) o utilizar palabrotas, como parte de un diálogo o en una discusión serán pésimos ejemplos para tu niño.
Las palabras subidas de tono quizá se hayan vuelto parte de tu vocabulario. Cambia tu conducta, incluso guarda silencio si estás enojada y te es complicado controlar tu temperamento. Pide disculpas si caes en ese error, pero busca no volverlo una costumbre, el pequeño necesita entender que no es algo gracioso o divertido.
Las promesas incumplidas a parte de ser mentiras, suelen dañar mucho a los niños. Medita bien antes de hacerle una invitación o prometerle un regalo. Salvo imprevistos, procura estar convencida de poder cumplirlas.
Las diferencias que puedas tener con otras personas no deben llevarte a hacer comentarios desagradables sobre ellos, delante de tus hijos. Afronta las situaciones dialogando y buscando siempre la cordialidad. Esa actitud le mostrará al pequeño el valor de la honestidad, más aún cuando observe los resultados.