Es posible que un bebé de dos o tres semanas apenas haya ganado peso desde el parto, o que un bebé que había empezado a ganar peso se estanque sin ningún motivo aparente. Observa su conducta para descartar problemas de salud y ayudarle a ganar unos kilitos.
Puede que el bebé llore constantemente, como si siempre tuviera hambre, o que duerma varias horas seguidas. Sea cual sea su comportamiento, si el bebé no gana peso, seguro que la mamá se preocupará y se preguntará si el bebé está enfermo o no está comiendo lo suficiente.
A cualquier bebé que no gane peso o que parezca intranquilo o insatisfecho la mayor parte del tiempo debería verlo un pediatra. Si un bebé está enfermo, no se alimentará bien, aunque tome el biberón o mame del pecho. Si notas que tu bebé no gana kilos, debes evaluar su estado de salud y observar come bien, si descansa lo suficiente o si está tomando algún fármaco que podría interferir con la lactancia.
Una de las primeras cosas que deberás hacer es evaluar su pauta de lactancia: observar si el bebé mama menos frecuentemente que cada tres o cuatro horas, si duerme demasiadas horas seguidas y no se despierta para alimentarse, o su postura al succionar. Si el problema se encuentra en la lactancia materna, es posible que el médico te recomiende completarla con la administración de leche con un sistema de ayuda para facilitar la lactancia.