La llegada del primer hijo siempre produce muchas inseguridades que de alguna manera son transmitidas al pequeño durante su crianza. La sobreprotección es el resultado de temores naturales, pero necesitan ser controlados a tiempo para no dañar el desarrollo emocional del pequeño.
Las caídas forman parte de la vida y cada ser humano aprende con cierta ayuda que significa enfrentarse a los obstáculos, no obstante muchos padres temen ver sufrir a sus hijo, se asustan cuando rompen a llorar e intentan estar siempre listos para solucionarles sus problemas
Es usual ver como la sobreprotección afecta el entorno social del niño, les es difícil encajar desde la primera infancia entre sus compañeritos y son por lo general niños muy egoístas, pues es natural creerse dueños o el centro de las relaciones. Cuando se dan contra la realidad, esa estabilidad buscada se pierde, lo cual es bastante frustrante para ellos.
El vínculo afectivo es tan valioso en la formación de los niños si se llega a un equilibrio saludable. Criar con amor, es verdad, pero siempre dejando a nuestros hijos tomar sus propias decisiones. La infancia es la etapa más adecuada para hacerlo, sin duda ideal para anticiparnos a los cambios emocionales vividos durante la adolescencia.