Padres con tendencia a ser miedosos. Los niños copian lo que observan de sus padres casi instintivante. Si se produce una situación complicada y la madre reacciona a la incertidumbre con ansiedad, el niño aprenderá a mostrar la misma actitud ante un hecho desconocido.
Las vivencias traumáticas refuerzan el miedo en el niño: accidentes, enfermedades, la muerte de un ser querido, la separación de su mejor amigo, serían algunos ejemplos.
Observar un hecho violento en la televisión, en la calle o en casa. Cuando no reciben la orientación necesaria, los peques distorsionan las imágenes vistas y sienten temor.
Escuchar historias o comentarios desagradables de personas ajenas a su familia. Se trata muchas veces de opiniones sin fundamento que se dicen sin considerar la edad y la sensibilidad de los niños, cada uno reaccionará de distinta manera.
Para evitar que nuestros niños alimenten sus miedos con el pasar de los años, es recomendable estar muy atentos a sus actitudes y animarlos a enfrentar aquello que tanto miedo les causa. Veamos algunos consejos.