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¿Premios y castigos?

¿Premios y castigos? 8 enero, 2010Deja un comentario

Aprendemos de la experiencia
Si analizamos un momento algunas de nuestras conductas habituales nos daremos cuenta de hasta que punto dependen de experiencias del pasado. Nos ponemos más un vestido porque alguien nos comentó lo bien que nos sentaba, evitamos aparcar en doble fila por temor a la multa. En el caso de nuestro hijo ocurre lo mismo sus conductas actuales dependen de las consecuencias que tienen o han tenido esas conductas en el pasado. En general:

  • Cuando a una conducta le sigue cualquier cosa que nos agrade o interese (refuerzo positivo) es más probable que la repitamos en el futuro.
  • Si la conducta no tiene recompensa probablemente desaparezca.
  • Cuando la conducta va seguida de una consecuencia desagradable tenderá a desaparecer.

Los refuerzos aumentan el aprendizaje de una conducta
Si la conducta de un niño (vestirse solo, estudiar,…) va seguida de atención, palabras de elogio y aprobación, etc (refuerzo positivo) el niño la repetirá con más frecuencia en el futuro y la estará aprendiendo mejor.
Como refuerzo positivo podemos utilizar todo aquello que guste o resulte agradable al niño. Hay muchos reforzadores que los padres podemos utilizar: sonrisas, palabras de elogio y aprobación, leerles o contarles un cuento, caricias, escucharles, llevarles de paseo, juguetes, caramelos,… Para la mayoría de los niños la atención que le prestan sus padres es un poderoso reforzador.
En ocasiones, las consecuencias o refuerzos positivos se los administra el niño a sí mismo diciéndose palabras de elogio, pensando bien de sí mismo, permitiéndose realizar una actividad placentera como premio. Es importante fomentar en los niños, sirviendo nosotros de ejemplo, la habilidad de reforzarse a sí mismos por lo que hacen.
La utilización de refuerzos positivos no consiste en premiar y darle continuamente cosas. Es preferible que los refuerzos se planteen como consecuencias naturales a sus conductas, una consecuencia positiva sigue a una conducta deseable.
Una forma de evitar que tanto él como nosotros percibamos la situación como un “chantaje” es no utilizar nunca el término condicional “si…” para iniciar una frase donde se ofrezca una recompensa. En su lugar podemos comentar por ejemplo, “Ya sabes que verás la tele cuando termines de recoger el cuarto”
Consideraciones a tener en cuenta a la hora de premiar a nuestros hijos

  • Cuando queramos que aumente una determinada conducta el refuerzo siempre debe darse inmediatamente después de la misma, nunca antes.
  • Es conveniente no utilizar siempre el mismo tipo de refuerzo porque el niño puede habituarse o cansarse de él y deja de ser efectivo.
  • Es importante que no acostumbremos al niño a recibir recompensas a cambio de nada, ya que si no su presencia no hará que aumente la conducta esperada.
  • Recordar que las recompensas no tiene porque ser de tipo material. Una simple alabanza puede ser , en un momento determinado, más potente que un regalo.
  • Por último, si anunciamos el disfrute de una recompensa debemos cumplir ya que si no nuestras advertencias perderán credibilidad en el futuro

Sanciones o castigos

Persiguen el fin de inhibir el comportamiento no deseado. Son correctores necesarios. Las investigaciones nos indican que los castigos evitan el mal comportamiento a corto plazo pero son ineficaces a largo plazo y si no se aplica correctamente crea antagonismo y hostilidad.


Pautas para una aplicación adecuada y eficaz del castigo

  • Ha de ser advertido y previsible
  • Ha de ser inmediato
  • Ha de consistir en una experiencia claramente indeseable para el niño pero nunca puede incluir maltratos ni físicos, ni psicológicos.
  • Ha de ser objeto de aplicación consistente (no dependiendo del mal humor de quien lo aplica)
  • Ha de acompañarse siempre de pautas sobre cómo actuar, el castigo informa de lo que no hay que hacer.

Consecuencias naturales y lógicas
Aunque es bastante similar al castigo esta propuesta intenta evitar la arbitrariedad que suele darse en los castigos.
Las consecuencias están directamente relacionadas con las normas. Ayudan al infractor a aprender el comportamiento aceptable de la experiencia. Instruye en vez de castigar pues enseña el efecto positivo y negativo de su comportamiento.
Un ejemplo de utilización de las consecuencias naturales. La norma es “jugar sin pelear” . La consecuencia: si los hermanos pelean por el uso de un juguete se quedan un tiempo sin él.
Una de las mayores dificultades es trazar el límite entre castigo y consecuencia, y generar alternativas lógicas al mal comportamiento.

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