En el hogar. La muerte de un familiar, el nacimiento de un hermanito, el divorcio de sus padres o su indiferencia. Los conflictos en casa o la falta de cariño de sus progenitores impide que los niños encuentren un espacio de confianza en el cual logren expresar sus preocupaciones sin temor.
En la escuela. El cambio de escuela, bajar en sus calificaciones, ser la burla de sus compañeros, sentir las comparaciones por parte de sus maestros. Los niños tímidos tienen dificultad para soportar las bromas de mal gusto o las exposiciones en clase. Muchas veces hablar en público delante de sus compañeros es el detonante para el estrés.
Las causas pueden ser muchas, lo importante es poder detectar a tiempo qué está originando el estrés infantil. Si nosotros no podemos ayudar al niño, el apoyo de un psicológo puede ser decisiva para ayudar a resolver el problema.