Si tu niño ha presentado 2 o más crisis, y el médico ha detectado de que se trata de epilepsia, entonces debe empezar un tratamiento a base de medicamentos anti-convulsionantes (pastillas o jarabe) adaptados a su enfermedad.
Habitualmente se inicia un tratamiento por unos días o por unas semanas con dosis crecientes para facilitar la tolerancia del tratamiento. La mayoría de los niños dejan de tener crisis con el primer fármaco que utilizan. En otros casos, los niños tienen que probar un segundo fármaco y, algunas veces, la asociación de 2 productos.
Un fármaco prescrito adecuadamente y con las dosis requeridas, no produce efectos sobre el sistema cognitivo, No obstante, se tiene que evaluar las funciones cognitivas de los niños con ciertos tipos de epilepsia, para obtener datos exactos que ayuden a ajustar el tratamiento, para no interfieran en el aprendizaje.
Por otro lado, muy pocos niños reciben un tratamiento quirúrgico, ya que sus crisis son rebeldes a los fármacos. En el caso de los niños con epilepsias rebeldes, especialmente entre los 3 y 5 años, se emplea una dieta especial, una dieta con cierta dificultad de realizar, pero que resulta muy eficaz.
Recuerda que no todas las epilepsias son iguales ni tampoco sus efectos tienen las mismas consecuencias. Si tu niño es epiléptico y no existe una patología asociada o una epilepsia de mala evolución, trata de que lleve una vida como si fuera un niño normal, ya que puede sentirse discriminado y marginado.