No solo la gente mayor sufre de dolores en las extremidades. También los más pequeños pueden padecer molestias musculares, especialmente dolor en las piernas. Generalmente se trata de los llamados dolores de crecimiento, y pueden hacer que a tu hijo le duelan las piernas y se despierte por las noches quejándose de fuertes punzadas o tirones que le impiden descansar. ¿Por qué se producen y cómo puedes aliviarle?
Los dolores musculares son algo habitual. En términos médicos se conoce como mialgia y puede localizarse, con mayor o menor intensidad, en cualquier zona del cuerpo o incluso hacerlo de manera generalizada. Hombros, espalda, extremidades superiores e inferiores… son las áreas habituales donde se manifiesta el dolor muscular, que puede tener su origen en causas muy diversas, tal como puedes ver detalladamente en la web Guía Tu Cuerpo.
En los casos leves y pasajeros, el motivo de estas molestias puede ser un mal descanso (dormir en una mala postura), un problema de salud como por ejemplo un fuerte resfriado o un episodio prolongado de tensión y estrés. Por supuesto, cuando el dolor no desaparece y llega a dificultar el desempeño de las actividades cotidianas, la consulta al médico es inaplazable.
En el caso de los niños, no hay que alarmarse, pero sí prestar la atención necesaria, sobre todo si los dolores van acompañados de otros síntomas preocupantes: fiebre, vómitos, calambres musculares, pérdida de apetito…
¿Qué son los dolores de crecimiento?, ¿cómo podemos tratarlos?
En la mayoría de los casos, si tu hijo no descansa porque le duelen las piernas cuando se acuesta y empieza a relajarse, probablemente está padeciendo lo que se conoce como dolores de crecimiento. Aunque no está comprobado que crecer produzca dolor, el pequeño se queja con razón, porque efectivamente esas punzadas que atacan por la noche pueden llegar a ser realmente insoportables. Se centran en la parte frontal de los muslos, en las pantorrillas y también detrás de las rodillas. Además, casi siempre, al niño le duelen las dos piernas a la vez.
Suelen padecerlos los pequeños entre los 3 y los 5 años y en una segunda “tanda”, entre los 9 y los 11. Seguramente por eso se les conoce con este peculiar nombre, porque son habituales en dos etapas de “estirones” importantes.
Lo normal es que no revistan mayor gravedad, pero si consideras que en el caso de tu hijo convendría una revisión para tratar este problema, puedes acudir a algún centro especializado como el que puedes visitar en el sitio Mayo Clinic, donde analizarán el caso concreto.
Los expertos consideran que estos dolores propios de la infancia no responden a lesión o problema físico alguno, pero hay circunstancias en las que sí recomiendan la visita al especialista, sobre todo si:
- El dolor es fuerte y persistente prolongándose también durante el día.
- Se centra principalmente en las articulaciones.
- Sospechas que está relacionado con algún tipo de lesión (antigua o reciente).
Si se trata de un episodio esporádico, dos o tres noches y luego desaparece, lo normal es que ese mal rato se deba a la intensa actividad física que ha desarrollado tu hijo durante el día. Los niños no paran. Saltan, corren, trepan, hacen distintas actividades deportivas, juegos, excursiones… si no hay otros síntomas los expertos consideran que simplemente se trata de un agotamiento muscular pasajero.
¿Qué puedes hacer para aliviar a tu pequeño?
Si las molestias en las piernas se deben únicamente a los dolores del crecimiento, algo que deberá determinar el pediatra, no hay un tratamiento específico. Probablemente pasarán con algo de descanso y por supuesto con muchos mimos de mamá y papá.
Si tu hijo se despierta dolorido y quejándose, intenta calmarlo, porque los niños se asustan ante un dolor que no comprenden. Además, prueba a masajearle suavemente sus piernas haciendo algunos estiramientos (sin forzar movimientos en ningún caso).
También puede venirle muy bien aplicarle calor en la zona afectada con ayuda de una almohadilla térmica. Un relajante baño con agua templada antes de dormir también es una gran ayuda para que descanse mejor.
Con el tiempo, comprensión y estos remedios, tu hijo dejará de sufrir estos incómodos dolores de piernas tan comunes a su edad.