Además de ser muy entretenidos, los puzles son una actividad didáctica muy recomendable para los niños. Entre otros motivos, porque producen múltiples beneficios a nivel cognitivo y psicológico en los más pequeños.
El año pasado, durante el confinamiento, muchas familias disponían de mucho tiempo libre para realizar actividades con sus hijos y se animaron a hacer puzles con ellos. En este momento, descubrieron que es una gran alternativa para que los niños y jóvenes aprendan mientras se divierten.
Beneficios de los puzles para los niños
Si quieres saber cuáles son todos los beneficios y ventajas que aportan los puzles infantiles a los más pequeños de la casa, sigue leyendo. ¡Lo comentamos!
Fomentan la observación
Según destacan los expertos, a través de los puzles, los niños aprenden a observar con detalle y exploran los objetos que tienen a su alrededor. De este modo, mejoran su capacidad de atención y de concentración.
Desarrollan la visión espacial
Al jugar con puzles, los niños desarrollan habilidades cognitivas como la visión espacial y adquieren también nuevos conceptos sobre las diferentes temáticas sobre las que versan los puzles infantiles (por ejemplo, paisajes, ciudades, animales, países, etc.).
Según estudios científicos recientes, los niños de entre dos y cuatro años de edad que hacen puzles desarrollan sus habilidades espaciales y matemáticas de una forma precoz. De esta manera, cuando llegan a adultos, tienen mayor facilidad para asociar las formas geométricas.
Activan el pensamiento lógico
Para poder montar un puzle y completarlo hasta el final, los niños deben analizar las posibles formas de encajar cada una de las piezas. Este proceso activa el pensamiento lógico de los más pequeños de la casa.
Gestionan la frustración
Hacer puzles también educa a los menores en la gestión de la frustración de forma sana pues, al no poder encajar las piezas, el niño buscará el modo de lograr su objetivo. Por tanto, cuando lo consiga, el menor reforzará su autoestima.
Desarrollan la motricidad fina
Jugar con puzles hace que los niños desarrollen toda una serie de movimientos manipulativos a pequeña escala. Es decir, la motricidad fina. Y es que, este tipo de actividad les obliga a colocar piezas pequeñas en su correspondiente sitio utilizando así la habilidad y la precisión con las manos.
Puzles para cada edad
En función de la edad del niño, se puede encontrar un tipo de puzle indicado para cada etapa. Por ejemplo, a los 12 meses se recomiendan los puzles para niños de menos de 4 piezas, así como los encajables y los que tienen piezas magnéticas con grandes figuras fácilmente reconocibles por los niños.
A su vez, los puzles evolutivos también son una buena alternativa. Cada uno de estos puzles tiene una dificultad diferente en relación con el número de piezas que tienen: 6-9-12 y 16. Estos puzles están recomendados para niños a partir de tres años. Por tanto, pueden empezar con el de seis piezas y, a medida que el niño adquiere más experiencia, puede ir incrementando la dificultad.
Adquieren constancia y persistencia
Cuando un niño trabaja en un puzle, desde que empieza hasta que lo termina, el niño desarrolla la capacidad de persistencia. La persistencia es un valor muy importante en la vida que los padres deben promover en los niños desde edades muy tempranas.
Y es que, ser persistente significa que, a pesar de las dificultades que encontremos para alcanzar nuestros objetivos, siempre estaremos dispuestos a trabajar para conseguir superar una tarea o labor.
Aumentan su paciencia
Resolver un puzle adecuadamente requiere de tiempo y, sobre todo, paciencia y tranquilidad. Por ello, hacer puzles es una de las mejores maneras de enseñar a nuestros hijos a controlar la impulsividad y a retrasar el proceso de gratificación. Y es que, para ver terminada su obra, los niños deberán aprender a superar diferentes obstáculos con paciencia.
En resumen, ¡los puzles son una gran opción para que los peques aprendan, jueguen y se entretengan!